En todos los grupos sociales suelen convivir personas distintas, gentes que al mirar la misma mazorca, unos ven el tamal de elote y otros solo miran las hojas en el cesto de basura.
En La Rial Academia de la Lengua frailescana existe esta dualidad: los que ven el tamal están representados por Toni Macías; los que sólo miran las hojas tienen por líder a Jorge Moreno, “El Piña”. Ambas posturas son válidas —así hemos transitado por lustros—; es justo decir, que muchas veces el empuje y optimismo de Toni nos ha influenciado, y en otras, el natural pesimismo del Piña se ha hecho presente.
Luego de constituirnos como agrupación y reunirnos una o dos veces por año, mucha gente quería ir a nuestras juntas, ahí sobraba la comida, la bebida, y el buen humor.
Una mañana, desayunábamos en el Hotel Santa Catarina y Toni (presidente de La Rial), abordó el tema: “Debemos abrir nuestras reuniones a la gente. Propongo un desayuno para doscientas personas y que los académicos lean algunos trabajos. Pongamos una buena marimba, y seguramente saldrá algo más por ahí.
El Piña encabezó la contraparte:
—Tonito, yo te quiero mucho, pero es bueno decí, que en Villaflores la gente somo muy especial. Yo los conozco pues aquí he vivido siempre. A nosotro nos gusta desayuná en casa, con la abnegada, nuestros hijito y el chucho bajo la mesa. Además, aquí nos gusta ir a las cenas, no a los almuerzo y opino que: ¡No va a llega nadie al desayuno!
Sacó papel y un mordisqueado lapiz, ensalivó la punta y se puso a escribir, preguntó:
—¿Se va a cobrá el desayuno? ¿Cuánto? Desde ‘orita les digo: la gente va a decí que muy temprano vamo a empezá a bebé trago, porque nos tienen encandilados como bolos. Pero eso no es de hoy, nuestra fama ya tiene rato ya!
—Compadre, ¿Por qué nos tienen “encandilados”? —preguntó Abel Corzo.
—¿Cómo se dice cuando la gente dice que sos como sos y nunca vas a cambiá lo que sos?
—“Encasillado”, querés decir.
El Piña descansó un momento.
Gil Zepeda, el poeta de lo breve, dando ya como un hecho el desayuno, dijo:
—Debemo desayuná algo típico, sabroso. ¿A qué frailescano no nos gusta el huevo con chorizo? — nos miró hasta que quedó claro que a todos nos gustaba la combinación— ¿Y qué tal si le añadimos un chirmolito y frijoles refrito?, totopo sin hoyo, y platanitos fritos y…
—Gilito, ¿Vas a seguí hablando? —lo interrumpió Jorge Luis Zuarth.
—Sí. ¿Por qué?
—Porque así ya no me paro a servirme más huevo con chorizo, basta con lo que cae de tu trompa a mi plato.
El Piña atacó otra vez el tema:
—¿Por qué no cien desayunos en vez de doscientos? ¡Probemo primero con cien! A las gente de Villaflores nos da hambre temprano, pero se nos huye el hambre si es cobrado. Debemo prepararnos pa comé nosotros todo lo que va a sobrá —y concluyó con su frase habitual— ¡Nos va a llevá la chingada!
El Piña tuvo razón: no llegaron doscientas personas ¡Llegaron cuatrocientas! —todos pagaron su desayuno y se divirtieron—. La comida no alcanzó y no hubo protestas (bueno, no muchas). Un grupo de niños tocaron la marimba (bien tocada). Hicieron su debut “Las Tichanilas” de la escuela de danza de la doctora Celia. Llegó Arturo Aquino, el “tocapiano” coiteco, que ya no cupo y con medio piano en la banqueta tocó jacarandoso, como siempre.
La siguiente acción no podía ser menor: se planeó una comida para quinientos comensales.
El presidente de La Rial, vía telefónica, nos pidió a un grupo de académicos que en ese momento estábamos en Villaflores, visitáramos el lugar donde sería la comida y fuimos. El Piña se paseaba al estilo de Carlos Slim cuando planea una cuantiosa inversión. Le dijo a Julio Chávez.
—Julito, agarrá papel, lápiz y llevá la contabilidá: renta de sillas, mesas y carpa, bajita las tenaza son cincuenta mil peso; sonido, música y artistas, cincuenta mil más; otros gastitos, echále otros cincuenta mil peso; la comida nos debe costar otros cincuenta mil. Total: doscientos mil pesos. ¿Cuánto vamo a cobrar la entrada? —preguntó—: Julio, ¿ha habido aquí algún evento donde se cobre más de doscientos pesos por una comida?
Julio negó con la cabeza.
—Si llegan los quinientos invitado y cobramo doscientos peso la entrada, ganamo cien mil, pero si gastamo el doble, quiere decí… ¡Qué nos va a llevá la chingada! ¡Y eso, si es que viene la gente! Porque ustedes no lo saben, pero todos los de La Rial (menos Chávez y yo), les caen mal a la gente de aquí, y por mis informantes secretos sé que nos piensan boicoteá. ¿O no, vos Chávez?
Julio iba a hablar, pero lo atajó el Piña:
—¡Lo del desayuno fue un auténtico chiripazo!
Como Stravinski, el gran director de orquesta, el piña levantó la mano, la bajó con violencia y para apantallarnos dijo en inglés:
—¡Aaa huevson!
Había que abortar, antes que la comida se convirtiera en tragedia. El Archiduque, tesorero de la Rial, nos dio la puntilla:
—En caja no tenemos nada de paga, es más: ¡ni caja tenemo!
—Es mejor que nos comuniquemos con Toni y le digamos que el proyecto está abortado. ¡Hablále vos! —me pidió Marco Antonio Besares.
—Bien. Voy a marcar, pero pondré el teléfono en altavoz para que oigamos todos y el que quiera hablar, que lo haga.
Después de los saludos, le informé de la situación.
—¿Por qué está abortado el proyecto? —preguntó Toni.
—Porque las cuenta no colindan —dijo el Piña—. Ya hicimo números y… ¡Nos va a llevá la chingada! No va a vení nadie por lo chocante que son todos ustedes.
—Escuchen, la comida se va a hacer, y tenés razón; no van a llegar quinientas gentes, ¡van a llegar mil! —vaticinó Toni.
Acertó, llegaron mil personas de Chiapas y otros estados. También se aclaró que la gente de Villaflores quiere a La Rial. Saben que es suya.
—¡Es un milagro, alguien nos está chimaniando pa’l bien! —gritó el Piña al ver el gentío.
Año tras año el milagro se ha repetido. Milagro que únicamente la pandemia pudo suspender y que en este 2022 retomamos con el decidido apoyo del querido presidente municipal de Villaflores, el doctor Mariano Guadalupe Rosales Zuarth.
Desgraciadamente, Jorge Moreno, nuestro querido Piña, no está físicamente con nosotros, pero su espíritu seguro estoy que por ahí ronda, vaticinando que el año próximo “¡Sí nos va a llevá la chingada!
¡Aaa huevson!”.
Enrique Orozco González
Se vale compartir.
Glosario:
A huevson.- Hijo de Huev.
Bolo.- Conspicuo chupador de bebidas espirituosas.
Chirmól.- Salsa de tomate en molcajete (enemiga de la licuadora)
Totopo.- Tortilla de maíz horneada en horno.
Las Tichanilas.- Son un grupo de baile que sustituye a Las Lloronas cuando se les acumula la chamba.
No colindan.- No coinciden.
Chiripa.- casualidad inusual.