Cofre de cuentos

Polvo del camino. 245. Aute: Sable erguido. Héctor Cortés Mandujano

Polvo de camino/ 245

Apuntes de oído/ 19

Aute: Sable erguido
Héctor Cortés Mandujano

No es fácil que se oigan y tengan éxito las canciones de sexo explícito (no me refiero, por supuesto, a las abominables que son más un insulto que un asunto creativo). Las de Luis Eduardo Aute (1943-2020) me parece que han sido populares, en la medida en que fue popular él, en ciertas élites y luego en el público que no discrimina lo que oye: basta con que esté de moda. Y Aute tuvo sus quince minutos de fama entre la, llamémosle, masa genérica.
Se le oyó y celebró, creo, porque sus alusiones al sexo, que eran directas, formaban parte de un envoltorio más bien poético. Pero, sí, llamó sobaco al sobaco, desde algunos títulos: “Cuerpo a cuerpo”, “Pumpum, pumpum”, “No te desnudes todavía”...
En “No te desnudes todavía” (del álbum Alma, 1980) habla de los prolegómenos: “Cuando el deseo estalle/ como rompe una flor/ te quitaré el vestido/ te cubriré de amor/ y en la espera te pediría/ no te desnudes todavía”.
Hizo Aute un disco donde mezcla asuntos bíblicos con el erotismo: Templo (1987) En “Cada vez que me amas”, una canción menos conocida, la sexualidad no es tan abierta, es metafórica: “Tu voz resucita mis músculos dormidos,/ mis latidos sepultados./ Tus manos, cuando me tocan, curan/ mis heridas más invisibles./ Tu hambre fecunda peces/ que se multiplican como deseos de humedad/ en el múltiple pan de mi cuerpo. Cada vez que me amas/ es un milagro”.
En “Dentro” (del álbum Cuerpo a cuerpo, 1994), por ejemplo, dice sin ambages: “A veces recuerdo tu imagen desnuda en la noche vacía […] Así me reanuda la sangre tensando la carne dormida […] Dentro me quemo sin ti/ me vierto sin ti y nace un muerto”. El recuerdo, pues, le hace tener una erección y se masturba, eyacula.
“Cuerpo a cuerpo” la canción que da título al álbum tampoco se anda por las ramas: “Y así es como el amor me enseñó/ a ser un contrincante/ dispuesto al ataque/ el filo de un sable/ erguido en el aire…”.
“Mojándolo todo” (del álbum Alevosía, 1995) también va al grano desde el principio: “Tendida/ con los muslos como alas abiertas/ dispuestas al vuelo/ me incitas, me invitas a viajar/ por lácteas vías/ y negros agujeros”. Es casi una postal porno. Ella incluso se toca su “flor más desnuda, mojándolo todo”.
Sigue sin pudor: “Húmedas llamas/ los labios que con tus dedos/ delicadamente delatas, dilatas para mí/ mostrándome obscena, la cueva del milagro/ por donde emana líquido rayo de la vida incandescente/ fuente/ lechosa lava, salpicaduras de agua profunda/ que inunda, mojándolo todo”. ¿Así o más claro?
  
Ilustración: Leonora Ventura
Ilustración: Leonora Ventura

Author

racademia

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