Transitaban los primeros días de noviembre de 1978, una noticia conmovió al país: “Nieto mata a sus abuelos con un machete tunco”. Las víctimas eran muy conocidas. El abuelo figuró como probable candidato a la presidencia de la república en el periodo de Adolfo López Mateos. Ella, escritora famosa. El nieto matón vivía con sus víctimas en Las Lomas de Chapultepec, barrio popof de la Ciudad de México.
Esa mañana, día de muertos, yo conducía mi vocho, llevaba a la familia al panteón a visitar nuestros difuntos. Me sentía indispuesto (como no, si unas horas antes participé en una fiesta que duró gran parte de la noche). Mi organismo con vehemencia pedía veneno nuevo para contrarrestar el viejo.
Mi madre me torturaba:
—¡Salvajo! Sabías que iríamos hoy al panteón a visitar a la familia, no debiste desvelarte y tomar trago.
Lo peor que le puede pasar a un crudo es la “putiada” antes del desayuno. A bordo, además de mis padres, venían Eduardo y Esperanza, mis tíos. Él, hermano de mi padre. Ella, hermana de mi madre. Yo los quería y ellos a mí. Como es costumbre en Chiapas, al querido tío, la Orozcada le decíamos: “papá Lalo”.
Al verme me preguntó:
—Hijo, ¿estuvo buena la pachanga?
—¡Afirmativo, papá Lalo, afirmativo!
—¿Chicas, música y canciones?
—¡De tocho morocho!
—¿Y la resaca?
—¡Chingóna, por todo lo alto!
—¿Cómo te caería una cervecita?
—¡Sublime!
—Veré que puedo hacer —dijo.
Mis queridos tíos a veces me regañaban cuando se enteraban de alguna travesura mía, pero siempre terminaban alcahueteándome.
—Hermano —le dijo a mi padre—, deja que Enrique se compre un par de cervezas, anda “cruquete” (entre crudo y cuete).
—Por mí no hay problema —dijo mi viejo—, pero en este tema manda su mamá.
—¿Par de cervecitas? —dijo doña Jelen— ¡Un par de cachetadas va a recibir este tangarón si sigue quejándose!
—Comadre, dos cervezas es medicina —y lanzó al aire su mejor argumento— ¿O prefiere que mate a sus abuelitos, como ese fulano de Las Lomas?
—La única abuela que le queda a este tangarón es mi mamá y está muy lejos de aquí.
—¡Exacto, solo quedamos nosotros! ¿Quiere usté que mate a sus tíos?
Doña Jelen me miró. Puse mi cara de cabrón asesino de tíos.
—Bueno —dijo—, solo porque peligran sus vidas le doy permiso que tome un par de cervezas ¡Ni una más!
¡Querido papá Lalo, nunca debiste morir!

Enrique Orozco González
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Glosario:
Langarón.- Nosotros le decimos tangarón. Hijo varón que ya debió haberse casado y sigue de pañalón en casa.
Putiada.- Regaño maternal salpicado de injustificados adjetivos despectivos e insultativos.

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racademia

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